domingo, 10 de enero de 2010

SÍ A LA CAZA CON RECLAMO


Caza de la perdíz con reclamo:

Abordamos aquí una de las cazas más tradicionales de nuestro país, la Caza de la Perdiz con Reclamo. Una modalidad que provoca pasión entre quienes la practican; una pasión que les lleva a esperar con auténtica ansiedad el momento del celo en cada temporada, reivindicando una forma de caza diferente y sumamente respetuosa con el medio ambiente.


LA CAZA CON RECLAMO
Cuando hablamos de cazar perdiz con reclamo, estamos hablando del uso de la perdiz macho como reclamo natural. Es necesario especificar que se trata de la perdiz macho, puesto que el uso de la hembra se encuentra penado por la ley.
La caza con reclamo comienza mucho antes de salir al campo; su inicio lo debemos encontrar en la propia casa del cazador, donde se desarrolla la cría de la perdiz enjaulada durante todo el año. Un cuidado especial, en el que el aficionado disfrutará escuchando cantar a sus ejemplares; tratando de que lo hagan lo más fuerte posible, puesto que en ese canto es donde residirá la diferencia entre el éxito y el fracaso el día en que por fin ambos puedan salir al campo.
Así, cuando sobre finales del mes de Enero se produce el misterioso momento del celo, el cazador se encontrará perfectamente preparado para apostar sus mejores ejemplares en el campo.
Para ello es fundamental que conozca a la perfección el terreno, debe escoger correctamente la zona, un lugar donde pueda dejar a su reclamo y que además le ofrezca el refugio adecuado para mantenerse escondido, bien oculto pero con la posibilidad de observar a cada momento todo lo que sucede en torno a su perdiz.
Desde el primer momento en que el reclamo comienza a cantar, despertará la atención del entorno; comenzando por los machos del lugar quienes le darán con toda seguridad, muestras visibles de su agresividad, dejando claro al intruso que se encuentra en una zona que les pertenece. A medida que ese canto se va haciendo más fuerte, las perdices se estarán acercando... el cazador debe permanecer atento.
Ya están las cartas echadas, ahora todo puede suceder; aparecerá quizás un macho dispuesto a enfrentarse con aquel que viene a ocupar su terreno, o una hembra, atraída por el nuevo galán. Sea como sea el cazador se mantendrá quieto y expectante en su escondite, tratando de mantener la respiración en el momento en el que consiga observar como el objetivo va entrando en el claro y apuntando poco a poco con su escopeta.
A partir de aquí la cuestión más importante se centrará en ser capaz de afinar correctamente el disparo, de manera que logremos la pieza sin dañar a la perdiz enjaulada.
El disparo debe realizarse siempre cuando las perdices de campo estén dentro de la plaza, es decir, a menos de 6 metros del reclamo, y sea recibido por el reclamo, hacerlo a más distancia no es sólo poco conveniente, sino que además resulta totalmente antideportivo.
Por lo demás, el disparo no tiene porque presentar ningún problema a un cazador medianamente experto, puesto que la perdiz supone un objetivo bastante fácil en el claro del campo, cuando además se encuentra distraída por el “intruso”.

A FAVOR
La caza con reclamo ha sido una modalidad controvertida desde sus comienzos. Durante épocas se encontró prohibida, pero el empeño de todos los que tradicionalmente la han venido practicando durante años, consiguió que se regulara legalmente como actividad cinegética perfectamente practicable.
La ley no ha acabado con las discusiones y siguen existiendo gran cantidad de aficionados a favor de esta modalidad y otros muchos que la tachan de poco deportiva.
No cabe duda de que se trata de una actividad laboriosa y sacrificada, en la que el cazador mantiene un constante contacto con la naturaleza. El “jaulero”, como suele ser denominado, es un gran cuidador del campo, del que se mantiene constantemente pendiente a pesar de que la temporada real para este tipo de caza se reduce a unos pocos días. Pero es también un amante de la perdiz, a la que cuida con esmero durante todo el año, para disfrutar de su saber hacer únicamente durante unos cuantos días del año.
La constante emoción de la espera, la escucha del canto de nuestro reclamo y de las respuestas del campo, la entrada de la perdiz... todos estos son momentos cinegéticos únicos que hacen disfrutar a cualquier cazador.
Además de esto, están quienes afirman que el reclamo es una de las maneras más naturales y efectivas para conseguir el equilibrio de sexos entre las perdices hembras y las machos, ya que si éstas últimas excediesen en su número, podrían llegar a ser peligrosas para la puesta.
De cualquier manera y a pesar de lo que se pueda pensar, la caza con reclamo es una actividad en la que se matan muy pocas perdices. La temporada es muy corta y las perdices cada vez más listas...

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